Ninfa de Ojos Aquosos
by Felipe Echeverría
Sé que eres tú,
la jinete de bosques escondidos,
que cabalga en horas de niebla
montada en su potro de paso fantasma.
Viajas, como viajan los astros,
cruzando en un instante mi cielo vacío
y te pierdes en el sendero cósmico
de tu propia órbita incomprensible,
ajena al dolor que arrastras contigo
como una estela peregrina.
​
Sé que eres tú,
el abril de madrugadas verdes,
de nubes esquivas que pasan,
como pájaros exóticos.
En tus cielos se tejen y destejen sueños,
como estrellas fugaces,
y la esperanza profana el aire con su aroma incierto.
Por un momento, vivo en tus jardines vírgenes,
donde las promesas crecen como manzanas,
donde los silencios se bañan desnudos
en océanos transparentes,
y se siente la víspera del mundo,
bajo la intensidad de tu mirada.
Sé que eres tú,
o que fuiste tú,
la ninfa de ojos acuosos,
nacida en la profundidad secreta
de algún remoto lago del norte.
Fue tu voz la que pasó volando,
agitando las hojas de mis árboles dormidos,
y ahora te vas,
traspasando las redes de esperanza
que se aferraban a ti en un abrazo triste.
Vuelas como mariposa hacia el espacio infinito,
y te sigue el eco de tu canto,
como un susurro que se apaga,
como una onda triste,
que se va muriendo de nostalgia
a orillas del adiós.
I know you are,
the horsewomen of hidden forests,
riding in hours of fog
mounted on your stallion of ghost steps.
You travel, as the asters travel,
crossing in an instant my empty sky
and then are lost in the cosmic trail
of your own incomprehensible orbit,
oblivious to the pain that you drag
as a pilgrim stream.
I know you are,
the April of green dawns,
of elusive clouds passing,
as exotic birds.
In your skies, dreams are woven and unwoven,
like shooting stars,
and hope profanes the air with an uncertain aroma.
For a moment, I live in your pristine gardens,
where promises grow like apples,
where silence bathes naked
in transparent oceans
and the eve of the world is felt,
under the intensity of your gaze.
I know you are,
or that you were,
the Nymph of aqueous eyes,
born in the secret depth
of some remote northern lake.
It was your voice that flew,
stirring the leaves of my dormant trees,
and now you're gone,
breaching my network of hope
that clang to you in a sad embrace.
You fly like a butterfly into infinite space,
and the echo of your song follows,
as a vanishing whisper,
as a sad ripple,
that dies of nostalgia
at the edge of goodbye.